Hoy es un dia un poco, no se muy bien como denominarlo, triste, no exactamente, es uno de esos dias en los que te sientes un poco depre, como con ganas de desahogarte de alguna manera, ademas no se de que, pues todo va muy bien.
Pero no se, me siento algo deprimida, como si llevara una pena sobre los hombros que no me deja pensar en otra cosa.
Pues la vida a veces tiene estas cosas, aunque seas feliz y te encuentres estupendamente, despues de años de pasarlo muy mal, de repente llega un dia en que estas alicaida, y sin ganas de nada, solamente de estar sola y pensar en cual es realmente tu pena.
Porque motivo, realmente no tienes, no existe ninguna pena sobre la que pensar, pero por mas que lo intentas, no logras estar alegre y reir.
No me gustan estos dias, y sobre todo hacerme eco de ellos, porque si no mis seres queridos se entristecen conmigo, y trato de esconder estos sentimientos de tristeza que a veces me invaden.
Por ello quiero haceros participes de este bonito cuento que escribio mi marido para la revista villardajos. Espero que os guste.
CUENTO A LA VIDA
Erase una vez, que se era, en un país no muy lejano, una bella reina, feliz en su castillo, el rey era bueno y la pequeña princesa, hacía las delicias de la corte, que formaban los tres. La vida en el palacio transcurría con normalidad, el rey trabajaba, la pequeña y hermosa princesa corría alegre por palacio. La rutina palaciega se hacía ya habitual, desde que hace unos 4 años (la edad de la princesa), la reina fue hechizada por el brujo del bosque, con el que topó un mal día, y con el poder de la magia, embrujó a la reina que recientemente acababa de dar a luz a la pequeña princesa. . a la que le propuso un trato maligno, “tendría a su princesa, a cambio de ir 3 veces por semana a trabajar duro para él, de lo contrario , el fin estaría cercano”
La reina asustada fue corriendo a palacio, donde contó al rey lo que el brujo le había comentado. El rey no podía entender lo que su esposa le contaba, tenía el poder, tenía el palacio y todo el amor a su reina, pero no podía por más que quisiera pelear con el brujo del bosque. Los dos decidieron hacer caso al brujo del bosque, para evitar males mayores, y al margen de la princesita , que siendo un bebé buscaba a su madre, la reina partió hacía la guarida del brujo, a trabajar para él, el trabajo era duro, estaba su vida en juego, 4 horas, 3 dias a la semana, de duras tareas, un día y otro día , un año y otro año, llegaba al palacio exahusta , pálida, agotada, pero feliz de conservar la vida un día más y abrazar a su princesa y a su rey.
Alguien comentó en la corte, que podía haber algún antídoto para deshechizar a la reina. Se trataba de una misión imposible, una locura, de todo punto imposible, “nunca jamás alguien morirá por vos y su cuerpo ocupará tu lugar en casa del brujo” exclamó el rey incrédulo, “y por que no?” replicó la princesa. Después de todo soy yo, la que estoy hechizada, y yo también, respondió el rey. “El palacio entero está poseído como tú , siempre y cuando tu estés hechizada” respondió el rey.
Pasaron los años, y el antídoto no llegaba, la princesita crecía y corría por palacio, con los pocos cuidados del rey, el cobijo de sus “ayas” y la compasión de la reina. Que se esforzaba en agradarla como si no ocurriera nada.
Pasaron más de 3 largos años, desde entonces, las nubes de palacio solo eran atemperadas por los pequeños rayos de sol de la princesa, que sin dejar de ver a su madre, jugaba en palacio.
Los reyes, maldecían tanta mala suerte, algunos cortesanos les habían abandonado, otros ayudaron desinteresadamente a la reina , que seguía bajo el hechizo , agarrada a su fe y optimismo de ver crecer a la princesita.
Hasta que una noche, de diciembre, el frio invierno ya llevaba un mes cerniéndose sobre palacio. El rey atisbó una polvareda a lo lejos… los dos se encogieron, no era normal, atreverse a venir al palacio a esas horas de la noche .
Rápidamente, abrieron las puertas, era un mensajero de la ciudad, traía buenas noticias. Alguien anónimo de la ciudad, había fallecido, y dejo escrito que su ultima voluntad, sería cambiarse con el brujo por cualquier hechizado que retuviera. Las noticias eran mas esperanzadoras, había dejado dicho que él se cambiaría por la reina…
El rey y la reina, se miraron, sonrieron, lloraron y pasaron la noche en vela. Pensando en un futuro sin hechizos.
Al amanecer, partieron hacia la cabaña del brujo del bosque. El brujo sabedor de la noticia, no puso problemas, aunque aún se resistió a dejar libre a la reina.
50 días mas tarde, el hechizo desapareció y la reina volvió a palacio y jamás tuvo que volver a la cabaña del maldito brujo, a trabajar y a dejarse la vida con él. La reina era libre, la princesa sonrió, y el rey descansó feliz.
Se hizo el sol en la corte, y la vida transcurrió como si el maldito brujo nunca se hubiese cruzado en la vida de la reina.
Tras 5 meses de romper el hechizo, la vida en palacio es mejor aún que como cuando hace casi 4 años el brujo del bosque , hechizó a la reina, y todo gracias al cortesano anónimo, que hizo posible romper el hechizo…
Y fueron felices y comieron perdices, (cerdo, que las perdices al rey no le gustan).
Y colorín colorado, este cuento no ha acabado.
Moraleja.: tú puedes salvar a reinas como la del cuento. Dona tus órganos, tu vida es su vida. Y vivirás en palacio para siempre.
Agustín Martín.